El estado de la Ciudad de las Artes y las Ciencias es más que delicado. El complejo, y la sociedad pública gestora CACSA, maneja unas cifras económicas que, según el gobierno valenciano, son inasumibles para una gestión pública. De hecho, en 2012, la Generalitat Valenciana se vio obligada a realizar un Expediente de Regulación de Empleo que afectó a alrededor de 140 trabajadores.
Pero no sólo eso. Además, dista mucho de ser un complejo perfecto: posee deficiencias a nivel arquitectónico y también de contenidos, así como una falta de definición, que parece combinar con dificultad objetivos turísticos y científicos.
En esta sección se analizan las características de la Ciudad de las Artes y las Ciencias que han llevado al gobierno valenciano a la decisión de privatizar su gestión.