La mayoría de los valencianos no lo conocen, porque Vilanova de las Ciencias, como se llamó inicialmente el proyecto que coordinó el científico Antonio Ten Ros y que derivaría en la que hoy es la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia, no llegó a nacer. Aunque sí se apunta como fecha inicial el 1989, parece que CACSA surgió cuando apareció Santiago Calatrava. Dando un volantazo radical y con apoyo del gobierno socialista de Joan Lerma, el arquitecto tomó el relevo de la iniciativa en 1991, ya por aquel entonces llamada Ciudad de la Ciencia.
La llegada a la Generalitat del Partido Popular en 1995 supuso una vuelta más de tuerca de la mano de Eduardo Zaplana, que mantuvo y ensanchó generosamente las líneas de actuación heredadas, dando como resultado la actual Ciudad de las Artes y las Ciencias. Aunque las tendencias ya no bailaban al ritmo del auge económico que brindó la burbuja inmobiliaria, con el presidente Francisco Camps (y no tanto con Alberto Fabra) se continuó con la fiesta de los buenos tiempos hasta darse de bruces contra una deuda millonaria y unos ingresos que no la aplacan.
Ahora, es momento de hacer cambios para paliar las consecuencias de errores pasados, de grandes épocas.
Veamos cómo ha sido la evolución de CACSA a partir de tres fechas clave: 1989, 1991 y 1995.