La otra vertiente de la Ciudad de las Artes y las Ciencias es su contenido, criticado ferozmente por su escasez o por su limitada calidad.
El periodista Joaquim Clemente reprocha la ausencia de contenidos propios, que compensan con la compra de exposiciones externas: haz clic aquí para escucharlo. La calidad interna del complejo también puede medirse en términos económicos, y es que en 2012 se ha producido una disminución de la venta de entradas del 24,8% respecto del año anterior, lo que representa una caída considerable de la afluencia de turistas que entran en los edificios y no sólo visitan el exterior de la Ciudad de las Artes y las Ciencias para hacerse una foto.
No obstante, no es la falta de capacidad de la comunidad científica la que empobrece lo que el complejo comprende en su interior, sino las limitaciones económicas. El Comité de Empresa señala el alto “potencial” y la “implicación” de CACSA para desarrollar contenidos propios, aunque para hacerlo “se requeriría inversión pública y no hay dinero”.
Pero no sólo la procedencia o calidad de los contenidos; también la relación contenido-continente. La Ciudad de las Artes y las Ciencias es un complejo “infrautilizado”, en palabras del arquitecto Luis Casado. De hecho, el Ágora por ejemplo se utiliza sólo el 6% de los días del año, según el portavoz de Esquerra Unida (EUPV), Ignacio Blanco, para la Valencia Fashion Week y el Open de Tenis entre otros pocos eventos.
Sin embargo, el Secretario Autonómico de Turismo, Daniel Marco, sostiene que “como en el museo Guggenheim o en otros elementos arquitectónicos icónicos, el continente aun es más importante: nadie se plantea qué hay dentro de la Torre Eiffel o del Big Ben”. No obstante, reconoce el error de no trabajar sobre los contenidos y señala que es ésa la razón fundamental de privatizar la gestión: “se busca enriquecer el interior complejo (porque no vamos a cambiar el continente) a través de una financiación que el sector público ahora mismo no puede asumir”.