El problema que plantea, por un lado una insuficiencia económica para dotar a CACSA de unos contenidos a la altura de su envergadura física y, por otro, las pérdidas económicas por la desproporción de los elevados costes de mantenimiento y los escasos ingresos que obtiene son las cuestiones fundamentales que, según los expertos, han empujado a la Generalitat Valenciana a anunciar la privatización de su gestión.
El borrador del pliego de condiciones indica que será un único concurso para toda la Ciudad de las Artes y las Ciencias. El Palau de les Arts, que está gestionado por la Fundación Palau de les Arts, queda fuera del paquete.
La Generalitat, que ya cuenta con la experiencia del Oceanográfico en esto de privatizar la gestión, aun no ha publicado el pliego de condiciones definitivo para iniciar el concurso público, a pesar de que fue el 11 de julio de 2012 cuando se aprobó un expediente de contratación para la gestión de CACSA, y a pesar de la impaciencia de varios operadores que se han mostrado interesados. Aunque la oposición política y el Comité de Empresa se resisten a aceptar la privatización, el gobierno y algunos expertos no ven mal esta medida para frenar el río de dinero público que demanda el complejo.